Este volcán situado en la grieta de Afar, en Etiopía, que no tenía registro de actividad al menos en los últimos 10.000 años, entró en erupción el 23 de noviembre de 2025. La explosión generó una nube de cenizas enorme, que alcanzó unos 14 kilómetros de altura, la más significativa registrada en este volcán hasta ahora; afectando zonas cercanas e impactando seriamente a ganaderos locales, ya que la ceniza cubrió pastos y tierras de pastoreo.
Un gran evento, considerado histórico por los expertos, provocó cancelaciones de vuelos y alertas meteorológicas en la zona. Las nubes de ceniza y dióxido de azufre del volcán se desplazan hacia el este, situándose sobre Yemen y Omán, mientras que la columna de ceniza más alta se proyecta hacia Pakistán y el norte de la India, según los avisos del VAAC.
Hayli Gubbi está ubicado en una zona geológica del este de África donde la corteza terrestre se está separando, generando intensa actividad volcánica y geotérmica, que se encuentra al sureste del volcán Erta Ale, uno de los más conocidos de la región por su lago de lava permanente.
Se le consideraba un volcán dormido e inactivo. No se han reportado víctimas ni daños significativos en tierra, debido a la baja densidad de población en el área, mientras que el seguimiento se realiza casi en su totalidad mediante sensores remotos y análisis satelitales.
Aunque la actividad eruptiva en el Hayli Gubbi ya ha cesado, los residuos de ceniza continúan desplazándose a altitudes elevadas, lo que supone un riesgo persistente para la seguridad aérea sobre regiones densamente pobladas, ya que pueden causar asfixia e infecciones pulmonares a quienes se exponen a ellas tras detectar ceniza en las provincias occidentales.