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Ciudades perdidas

En las montañas de Uzbekistán, arqueólogos con la ayuda de drones han identificado dos ciudades perdidas: Tugunbulak y Tashbulak, que prosperaron a lo largo de la legendaria ruta comercial de la Ruta de la Seda.

Crisis sísmica en Santorini

Desde finales de enero 2025 se registró un enjambre de miles de terremotos submarinos, con magnitudes de hasta magnitud 5 o más, lo que provocó evacuaciones masivas (alrededor de 9.000 personas) y medidas de emergencia.

'El futuro que vi'

Es el nombre de un manga misteroso capaz de adivinar fenómenos que ha generado rumores de que predijo un seísmo en Japón en el mes de Julio, lo que ha provocado paranoia en las gentes.

La telaraña más grande del mundo

En la frontera albanesa-griega llamada la Cueva de Azufre, se encontró algo totalmente inusual. Se trataba de una telaraña que se extendía a lo largo de 106 metros cuadrados y que albergaba más de 111.000 arañas

Erupción del Hayli Gubbi

Este volcán situado en la grieta de Afar, en Etiopía, que no tenía registro de actividad al menos en los últimos 10.000 años, entró en erupción el 23 de noviembre de 2025. La explosión generó una nube de cenizas enorme, que alcanzó unos 14 kilómetros de altura, la más significativa registrada en este volcán hasta ahora; afectando zonas cercanas e impactando seriamente a ganaderos locales, ya que la ceniza cubrió pastos y tierras de pastoreo.

Un gran evento, considerado histórico por los expertos, provocó cancelaciones de vuelos y alertas meteorológicas en la zona. Las nubes de ceniza y dióxido de azufre del volcán se desplazan hacia el este, situándose sobre Yemen y Omán, mientras que la columna de ceniza más alta se proyecta hacia Pakistán y el norte de la India, según los avisos del VAAC.

Hayli Gubbi está ubicado en una zona geológica del este de África donde la corteza terrestre se está separando, generando intensa actividad volcánica y geotérmica, que se encuentra al sureste del volcán Erta Ale, uno de los más conocidos de la región por su lago de lava permanente.

Se le consideraba un volcán dormido e inactivo. No se han reportado víctimas ni daños significativos en tierra, debido a la baja densidad de población en el área, mientras que el seguimiento se realiza casi en su totalidad mediante sensores remotos y análisis satelitales.

Aunque la actividad eruptiva en el Hayli Gubbi ya ha cesado, los residuos de ceniza continúan desplazándose a altitudes elevadas, lo que supone un riesgo persistente para la seguridad aérea sobre regiones densamente pobladas, ya que pueden causar asfixia e infecciones pulmonares a quienes se exponen a ellas tras detectar ceniza en las provincias occidentales.